“El concertista de piano”

HERNAN FASSA

¿Cómo ser pianista?
Un músico debe ser a la música lo que a la vida...
En esta frase subyace, prácticamente, el principal dilema al que un artista de cualquier naturaleza deberá enfrentarse.
Y será precisamente la respuesta a este interrogante, la que nos descubrirá el concepto fundamental en que se sustentará la vida musical de un pianista:
Constancia en el estudio, dedicación y coherencia en las propuestas...

 

¿Cómo se llevan a la práctica estos conceptos?
La condición de constancia deberá ser sin equanom, si no es innata tendrá que adquirirse, puesto que es el eslabón fundamental en el estudio pianístico.
El número de horas de estudio varía muchísimo según maestros y escuelas, aunque a mi entender, para encarar una carrera de concierto, son necesarias de cinco a seis horas diarias de estudio como mínimo.
Esto deberá adaptarse a las distintas situaciones o vicisitudes a las que un pianista deberá enfrentarse.

 

¿Cómo pueden presentarse estas situaciones?
Si por cuestiones de trabajo hay que sacar adelante una obra en poco tiempo, evidentemente el número de horas se incrementará de acuerdo a las exigencias de la misma.
Si por el contrario, se trata de un “programa de concierto” es probable que dos o tres ejecuciones diarias basten para tener la música “en dedos”.
Esto último no demandaría más de cuatro horas de estudio.
La dedicación viene de la mano de un concepto más filosófico y conlleva distintos aspectos que nos obligan a resumir la respuesta en una palabra: devoción.
Siendo el instrumento una “prolongación” de nuestro cuerpo y alma, es lógico entender que el pianista es tal no sólo cuando se sienta al piano, sino durante todo el día, todos los días de su vida...
Esto es, más allá de la disciplina de estudio, no existe un horario para develar los secretos de un pasaje difícil, ni para “escuchar interiormente” el sonido que deseamos para determinado fragmento; puesto que ello puede bien ocurrir cuando estamos sentados al piano, a medianoche o -muy frecuentemente- entre sueños...es entonces importante y hasta imprescindible, tener un piano al alcance de los dedos!
No solamente es imprescindible la cuestión técnica sino también la posibilidad de “transformar” en música nuestro acontecer cotidiano, dado que las situaciones, estados de ánimo o vivencias le van a permitir a la música “hacerse carne” en el ejecutante.
A esta sumatoria se agregan -a veces inconscientemente- las fantasías, sueños y hasta las propias miserias...que nos presentan como un “cuerpo musical” ineludible.
Esto nos acerca a la acertadísima definición de la música como “aire sonoro” perteneciente al gran pianista y compositor italiano Ferrucio Busoni, quien sustentó este concepto diciendo que “la música no es nada, hasta que el aire se transforma, se sonoriza, se encanta... Las partituras de la Appassionata de Beethoven o la Sinfonía Fantástica de Berlioz no son mas que manojos de papel entintado, sin sentido alguno, hasta que son revividas por los imtérpretes...”
Es por eso que cuando esto ocurre, estamos frente a un hecho musical intangible, representado en la infinitud, trascendente a niveles superiores y, por ende, metafísico.
De otra manera sólo obtendremos maravillosas, buenas o mediocres interpretaciones... pero siempre en el plano de lo terreno, lo tangible...lo finito...

¿Tiene este concepto relación con la búsqueda del aplauso, el “divismo” al que aspiran algunos intérpretes quienes a la larga reposan en lo banal?
Sí, absolutamente.
La respuesta es simple. Un verdadero compositor no escribe pensando en agradar, sino que siente esa fuerza irrefrenable de energía creativa que lo lleva a legar una obra que será reflejo de su tiempo... (en palabras de Arnold Schoenberg).
Con el intérprete sucede lo mismo.
Un verdadero músico no aborda una obra pensando en obtener éxito y “arrancar” los aplausos del público, puesto que si así fuera estaría utilizando un medio superior (la música) para lograr un demagogo suceso instantáneo y para nada perdurable.
Es por eso que el cabal intérprete no depende, en grado de exclusividad, más que de la fidelidad y devoción por la música.
De este modo logra un hecho único e irrepetible, que seguirá evolucionando en el interior de las personas que supieron captarlo y atesorarlo no sólo para regocijo personal, sino para crecimiento espiritual.

¿Cómo llegó a entender la música de esta manera?
Mi experiencia personal y sobre todo mi formación realizada con las Maestras
Carolina Blaksley y Laly Escobar en el Conservatorio Nacional y fundamentalmente con mi padre, el Maestro Nino Fassa, me han señalado siempre el camino hacia los conceptos mencionados.
En mi formación temprana y media (con Blaksley) aprendí, entre tantas otras cosas, el respeto y devoción por la partitura, sea esta barroca, clásica o
contemporánea, desarrollando una técnica que me dio la posibilidad de asirme a ellas con absoluta naturalidad.
Ya en formación superior (con Escobar), fui adquiriendo la metódica propia del pianista de concierto, ya que en ese sentido tuve una maestra que mantuvo intactas sus dotes de pianista extraordinaria.
Con ella mi repertorio se expandió desde las obras de “cabecera” de cualquier pianista, hasta expresiones musicales de compositores de nuestros días, por las que siempre profesé gran admiración.
Como un gran ojo observador, encontré con menuda constancia, la mirada sabia de mi padre, quien aparte de legarme su técnica y métodos de estudio, se encargó de ser ejemplo fiel en la práctica cotidiana de los conceptos desarrollados en el presente artículo, enseñándome también la belleza y secretos de la música popular, arte que también desarrolló con maestría.
El hecho de tenerlo como fuente constante de inspiración y consulta me ha hecho inmensamente afortunado, así como también ha creado la obligación de continuar con la tradición musical familiar.

¿Ha tomado clases con otros maestros?
He tomado clases magistrales con los pianistas Barry Douglas; Piotr Paleczny; María Fernanda Bruno y Pía Sebastiani, entre otros.

¿Dónde se desarrolla su labor concertística?
Mi labor concertística se desarrolla en salas de la Capital Federal y del interior del país, tanto como solista como con conjuntos de cámara.

¿Cuáles son sus proyectos musicales?
En la actualidad estoy preparando un recital Brahms y ensayando junto al pianista uruguayo Sergio Elena, un programa a dos pianos íntegramente dedicado a compositores del Río de la Plata, que también será llevado al disco.

AÑO 1 - N° 1

INDICE

PIETER BRUEGHEL

P. BRUEGHEL Dibujos

PROVERVIOS FLAMENCOS

EL CONCERTISTA DE PIANO

POESIA

EL NEGRO ES UN COLOR

HENRI MATISSE

FRAGMENTOS DE LIBROS

LOS 10 DEBERES DEL REY

NIGRO

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